Mamá, ya no quiero más guerra

El día 16 de marzo se realizó el evento "Mamá, yo no quiero más guerra" en el Salón Dorado de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La muestra fue realizada con el auspicio de la Embajada de la República de Polonia y por la Embajada de la República de Ucrania. Este proyecto del archivo polaco ucraniano, es un testimonio conmovedor de la guerra a partir de dibujos realizados por niños polacos durante la Segunda Guerra Mundial, los cuales se encuentran en los Archivos de Registros Modernos (AAN) en Varsovia y en el Complejo del Ministerio de Educación, y dibujos contemporáneos de niños ucranianos relacionados con la Guerra que se desarrolla en este Momento en Ucrania, recopilados del Portal Mom, I see War. La muestra fue preparada por la Dra. Dorota Sadowska (Universidad de Varsovia) y la Prof. Olha Kulinich (Universidad Taras Sherchenko de Kyiv).

La muestra fue inaugurada por el diputado Marcelo Guouman, quien luego dar la bienvenida a los presentes, recalco el repudio y rechazo de la invasión Rusa a Polonia y abogó por la paz en la región. Recalcó su compromiso con todas las colectividades residentes en el paí­s y manifestó que la Legislatura es la casa de todos. Durante su discurso, comparó el apoyo del gobierno polaco y los demás actores internacionales con una fotografí­a realizada, durante la Segunda Guerra Mundial en Nagasaki, por el fotógrafo Joe O'Donnell, quien capturó la imagen de un niño de aproximadamente 10 años cargando en la espalda a su hermano muerto. Cuando se le acercó el soldado para ayudarlo, el niño le contesto "no pesa, es mi hermano".

Acto seguido tomó la palabra la Sra. Alexandra Piatkowska, quien resaltó su enérgico rechazo a la invasión por parte de Rusia a la República de Ucrania, un paí­s democrático, estable y pací­fico. Destacó que la invasión rusa, muestra el verdadero rostro de un paÃís que viola los principios de la Carta de las Naciones Unidas, los derechos humanos y la integridad territorial. Manifestó que esta Guerra y muchas otras en el pasado causaron y causan muchos daños, miles de muertos, personas mutiladas, perdidas territoriales y daños psicológicos y las ví­ctimas más inocentes de las guerras son los niños, y es en esos niños que está inspirada esta muestra, que pretende reflejar la crueldad de la guerra a través de los ojos de los testigos más inocentes. Exhortó a que la guerra nos haga reflexionar sobre el daño que deja en los niños y finalizó con las palabras del doctor Janusz Korczak. "un niño, no es un soldado, no defiende la patria, aunque sufra con ella".

El embajador de Ucraniano en la Argentina, Klymenko Yurii, dio datos aterradores sobre la guerra. Dijo que cada quinto niño muerto tiene menos de cinco años, al menos 474 niños fallecieron desde el comienzo de la guerra y hay más de 931 niños heridos con lesiones de diversa gravedad. Los más afectados son niños que viven en zonas como Donetsk, Jarkow, Dnipro, Kyiv, Zapriya, entre otras. Durante el año de la invasión rusa, 3126 instituciones educativas fueron dañadas, de las cuales 438 están destruidas. Las estadísticas son aterradoras, los soldados rusos deportan niños ilegalmente de los territorios ocupados a Rusia y Bielorrusia, no brindan ninguna información a Organizaciones Internacionales o al país sobre la identidad de estos niños, ni en qué condiciones se encuentran ahora. Destacó que esta situación de deportación forzosa exige una respuesta de los Organismos Internacionales. Casi 3 millones fueron desplazados a países vecinos huyendo de la Guerra.

Los organismos ucranianos registran informes de violencia física y sexual cometidos por los invasores contra los niños. Hay muchos niños que se han quedado sin sus padres. La exposición: "Mamá, yo no quiero guerra" pone de manifiesto que los niños son el eslabón más vulnerable de la Guerra. Destacó que los niños no deben experimentar los horrores de la guerra y que la comunidad internacional tiene la obligación y responsabilidad de proteger a los niños de la guerra. Hoy los niños ucranianos necesitan esta protección y la única forma de proteger y promover los derechos de los niños es detener al país agresor. Los niños ucranianos y los niños del mundo merecen una infancia feliz.

La Lic. Marta Davila, psicóloga y psicoanalista, presente en el panel expositor destacó que las guerras generan traumas y estrés post traumático. La experiencia de vulnerabilidad, de peligro, de indefensión y de terror marcan el psiquismo de los niños. Luego de enumerar un sinnúmero de traumas que ocasiona la guerra, se refirió a los 7 duelos que deben atravesar los refugiados. Destacó que estos duelos dejan consecuencias de pérdida del sentido cultural: los refugiados no sólo se enfrentan a la pérdida humana, si no también a la pérdida de su propia vida, pierden la familia, ya que muchos quedan en el país de origen. El grupo étnico pierde la identidad, la lengua, cuando la lengua difiere del idioma del país acogedor, se pierde la capacidad de expresión y los matices, al emigrar se pierden los usos y costumbres que se veían como costumbres dentro del país de origen, se pierde la tierra de origen, el entorno, se pierde el status social, muchas veces los migrantes con altos niveles de profesionalización deben aprender un oficio para sobrevivir en una situación hostil a pesar de amiga. La guerra constituye un caos provocado por el hombre que determina una desorganización total de la sociedad, afectándola desde todo punto de vista, provoca una afectación ostensible de la salud mental del ser humano y trae como consecuencia un aumento significativo de los trastornos mentales.

Carolina Amoroso, quien a mi entender hace honor a su apellido, periodista de la cadena TN, habló de su experiencia como periodista que estuvo tres veces en Ucrania durante la Guerra. Con la autoridad que le confieren sus ojos, destacó que volvería en cualquier momento. Para ella, Ucrania arroja muchas lecciones sobre la humanidad y nos interpela desde nuestra función. Lo más difícil de explicar para la periodista es el mal, la crueldad y el daño perpetrado contra los más vulnerables, los niños. Ella entiende que el mal tiene en la base de su fundamento la negación y la supresión de la identidad del pueblo ucraniano, con una motivación de odio. Destacó que los niños ucranianos pasaron en promedio más de 900 horas en el último año en refugios antibombas. Que el sentido de resistencia penetra hasta en los más pequeños, ya que entienden que son parte de lo que está comprometido y que lo que está comprometido es la reivindicación de su propia identidad. Comentó que las mejores lecciones de resistencia las obtuvo de los niños, los eslabones en apariencia más frágil.

Según Carolina, los niños tienen una forma de rebeldía tremendamente inspiradora. Recordó la imagen una nena que miraba "pepa pig" en la estación de trenes de Lviv, en los primeros días de la invasión. Ella pensó que esta criatura no se daba cuenta, sirenas antiaéreas, gente agolpándose en la estación, vallas, desesperación, el miedo de la guerra que se huele, y la nena estaba mirando sus dibujitos. Ahí Carolina se dio cuenta que lo que no tiene sentido es todo lo demás, lo que tiene perfecto sentido es el acto de rebeldía de esa niña, que reivindicaba su derecho a ser niña, que es parte de lo que le están arrebatando a Ucrania, es el derecho de los niños a ser niños y eso es según la periodista, uno de los actos de criminalidad más grandes. Comentó que cuando habla con los especialistas que trabajan en territorio ucraniano dicen que los niños son niños y quieren ser niños, y van a jugar en los deshechos de las escuelas que son bombardeas, casi como acto de reclamo y reivindicación sobre ese lugar que les propio, la escuela. Carolina entiende que el ensañamiento sobre los centros educativos, es un mensaje: "no sólo estamos destruyendo el presente, sino que también el futuro".

Según Carolina, los niños son los grandes rebeldes de esta guerra sin sentido y que se queda con su palabra preferida en ucraniano "sloneczko", solcito, que de alguna manera presenta a las pequeñas luces de esperanza, que son los niños del futuro de Ucrania, que tienen inscriptos los valores de reivindicar la propia identidad y revelarse contra aquel o aquellos que quiera arrasarlos.

Durante el evento estuvo presente la pianista Bárbara Warzyca, quien interpretó "Estudio Opus 10 Nº12" de Fryderyk Chopin y Melodia de Myroslaw Skoryk.

Cristina Misa


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