Curiosidades de la campaña de septiembre
Recuerdo de mi infancia la visita de muchos amigos de la familia. Más tarde supe que eran ex altos oficiales polacos, de los cuales una gran parte de ellos, emigró ya como personas mayores a este país y sin una profesión (que no fuera la militar), sin conocer el idioma y sin jubilación. Les resultó sumamente difícil insertarse en la vida laboral, a pesar de las grandes oportunidades que brindaba este país por aquellos años. Algunos de estos ancianos (que hace no tanto tiempo eran personas con gran poder y de cuyas decisiones dependía el destino de miles de sus subordinados), ahora pasaban por casa posiblemente para comer algo y para ser escuchados.
El ejemplo más significativo de esta situación, lo escuché ya de adulto, en mi primer trabajo serio como ingeniero: uno de los directores de la empresa donde me desempeñaba, me contó que hace muchos años había tenido una reunión con los gerentes de otra empresa: Adelphia, fundada por un ingeniero polaco. A la sala de reuniones de la gerencia, de repente entró un anciano, quien resultó ser el cadete de la empresa. Inmediatamente 3 de los ingenieros presentes se pusieron de pie y mantuvieron una prusiana posición de firmes hasta que el cadete se retiró. Mi jefe no salía de su asombro y preguntó qué es lo que había sucedido, porque los directivos de la empresa se ponían firmes delante del cadete. La respuesta fue: “es que durante la guerra él fue nuestro comandante”.
Las historias que relato a continuación son las que escuché en mi niñez de estas personas.
El fantasma que resucitaba a los muertos de Borowa Góra
Borowa Góra era una posición estratégica de valor incalculable tanto para polacos como para alemanes. Es lo que se denomina en términos militares: “terreno llave’’ (que es aquel que proporciona ventajas importantes al bando que lo posea). 4 veces fue capturada por la parte alemana y cuatro recuperada por los polacos. Sin embargo, es sumamente interesante el parte de un oficial alemán quien relata por qué abandonan las posiciones sus hombres.
El relato habla de un fantasma blanco que avanzaba (al que las balas parecían no hacerle efecto) y que a su paso resucitaba a los soldados polacos caídos en combate y los llevaba a la carga. ¿Cuál es la explicación a la aparición de este fantasma?
Las fuerzas polacas ya casi no contaban con más soldados, entonces un oficial, quien estaba herido y tanto en la cabeza como en el torso no llevaba su chaquetilla, sino vendajes, ordenó a todos los soldados de las compañías de servicios (es decir a choferes, cocineros, mecánicos furrieles, músicos, es decir todo el personal que en general no combate) a seguirlo a tomar la colina. Como estos soldados no llevaban armas (sería incómodo para un cocinero cargar un fusil, o en el mejor de los casos contaban con armas cortas), estos avanzaban arrastrándose por el campo hasta lograr tomar un arma de un compañero fallecido y sumarse a la carga. Siendo casi de noche, el oficial vendado parecía ser un fantasma que resucitaba a los soldados fallecidos. ¿Pero por qué las balas no le hacían daño? Pues parece ser que la imagen fantasmal asustó tanto a los alemanes, que estos temblaban de miedo y no lograban apuntar las armas.
Las fuerzas polacas mantuvieron sus posiciones hasta la orden de retirada general.
Andrés Chowanczak
Vicepresidente de la Unión de los Polacos en la República Argentina